sábado, 25 de enero de 2014

Y uno ya no sabe si está fallado o qué mierda. No es la primera vez que se produce el fenómeno, una suerte de eclipse social repentino, que empieza con una serie voluminosa de intentos fracasados de ser parte, de pertenecer, y uno queda afuera una y otra vez, opacado, intenta de nuevo y no puede. Se separa. Se va alejando en silencio y no puede volver. Hay ciertas dinámicas que bloquean y anulan toda capacidad de respuesta y uno ya no sabe si está fallado o qué mierda, y se aleja y no lo llaman. No está bueno sentirse menos, sentirse disminuido, no sentirse. Eso puede conducir a mejor ni pensarlo. La angustia colma el cuerpo y uno se pregunta what to do, what to do, what to do then.
  

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