viernes, 4 de enero de 2013

Llegás a la terminal de tu pequeña ciudad. Una de la tarde. Te parás en la fila. Mirás alrededor. No hay demasiada gente. Es un día tranquilo. Mirás el reloj. Hay tiempo. Sacás un libro. Te ponés a leer.

Rien n'était plus normal, quand on débutait dans une compagnie nippone, que de commencer par l'ôchakumi — « la fonction de l'honorable thé ».

M. Saito, M. Unaji, M. Mizuno, M. Okada, Fubuki.

Y ahí no más, de la nada, escuchás a unos japoneses que se ponen atrás tuyo, dispuestos a tomar el mismo colectivo que vos. tondemonai?!
   

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