martes, 25 de septiembre de 2012

Cuando un hombre vive, ocurre que vive sin verse vivir. Ahora bien, póngasele delante de un espejo y hágase que se vea a sí mismo en el acto de vivir agitado por sus sentimientos. Se quedará atónito y sin hablar ante su propio aspecto, o apartará la vista para no seguir viéndose, repudiando con asco la propia imagen, y hasta cerrará el puño con ganas de querer pegarle. Si ha llorado, ya no podrá seguir llorando. Si reía, tampoco. En una palabra, se producirá una crisis. Esa crisis es mi teatro.

-Luigi Pirandello
 
 

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