martes, 28 de agosto de 2012

Ese momento de revelación en el que muy inocentemente y con toda la buena onda participás de una encuesta y, cuando preguntan tu edad, sentís un impulso por marcar como siempre la primera categoría de respuesta, pero te das cuenta de que ya no encajás en esa opción, 18-22, sino en la siguiente, 23-30. Yay for growing up!
 

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